martes, 15 de noviembre de 2011
LA FUNDACION DEL MUNDO
Cuando Dios le envía a uno cualquier mensaje, no lo da en detalle. Espera que el mensajero use su propio sentido común o discreción para llevar a cabo la asignación. Dios sólo espera resultados positivos.
Los primeros habitantes de la tierra fueron los 200 deidades. Se llamó entonces Divino Esfera la tierra, al tiempo cuando las deidades, como es hoy, son los únicos con las capacidades espirituales para comunicarse entre el cielo y la tierra. Pueden saber enseguida qué esta aconteciendo en la tierra y en el cielo con sus poderes extra visionarios.
Los cielos estaban superpoblados, y Dios, asistía físicamente a las quejas de todos sus hijos en cielo, sé encontró con mucha presión para esta tarea. Por consiguiente decidió encontrarles un Firmamento nuevo para deidades y humanos. De hecho, lo que no descubrió a sus criaturas era que iba a transfigurarse en un sutil aire, de manera que después de esto, sé comunicaría sólo en Espíritu.
A una de las reuniones regulares del concilio divino, Dios les dijo a las deidades que sé prepararan para ir a la tierra a encontrar una morada nueva. Dios les dijo que debían operar dentro del orden del concilio divino y con las leyes naturales que hicieron del cielo un lugar bello para vivir. Les dijo que las mismas reglas debían operar en la tierra. El sólo indico dos reglas básicas:
1. Nadie debe tomar ventaja indebida de Él (Dios) en su ausencia física y tratar de quitarle a Él su papel de padre de todo el Universo.
Deben dar su respeto como el creador de todo, que es, deben empezar siempre sus trabajos en la tierra, por rendirle el respeto debido como el eterno Padre; y
2. Nadie debe hacer a otro lo que no gustaría que le hicieren: como la regla dorada.
Esto significa que no deben matar sin juicio debido por todos las deidades.
No deben robar porque en el cielo el castigo por hurto era la muerte.
No sé debe seducir a la esposa de otro, o hacer cualquier otra cosa a otro que pudiera dar por resultado dolor.
Deben resistir el impulso de tomar venganza, el uno contra el otro, ya que todas las discordancias sé resuelven por el juicio comunal del concilio de deidades. Sobre todo deben respetar esta regla divina que cualquiera que falte, el pago será de diez veces por el ofensor.
Finalmente, les dijo que el secreto del éxito era escuchar siempre a la voz silenciosa de la divinidad llamada Perseverancia.
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